Las Musas del Leonardo cordobés
Así llamó Manuel Machado a Julio Romero de Torres, pintor cordobés de quien, este 9 de noviembre, se cumple el 150 aniversario de su nacimiento.
Desarrolló a lo largo de su carrera un estilo personal, popular y folclórico. Pero el eje central de su obra es la mujer y su belleza. Varias modelos, a lo largo de su vida, le sirvieron de inspiración.
Cuando puede pagar una modelo encuentra a Ana López, «Carasucia», que vendía claveles por los cabarets de Córdoba. Aparece junto al brasero en «Vividoras del amor», obra rechazada por inmoral, por la que Ana cobró 10 reales. En «Carmen» cobró 15 reales y 30 en «Musa gitana», la primera vez que un desnudo integral ganó el primer premio en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1908. Pero la modelo fue un problema para el pintor, no se perdía una juerga, teniendo que perseguirla para acabar los cuadros, era «una desesperación». Después de la fama alcanzada con el pintor encontró la estabilidad, montando su propio negocio.
La siguiente modelo fue Amalia Fernández Heredia, «La gitana», huérfana a los 8 años, que recogía cartones, vendía medias y actuaba en un cuadro flamenco. A sus 19 años el pintor la ve mientras está sentado en una terraza, un adinerado señor intentó acercarse a Amalia, Julio se adelantó, diciéndole: «A mi me gustaría pintarla a usted, soy Julio Romero». Se convirtió en la modelo que más apareció en su obra: «La gitana», «Poema de Córdoba», «Alegrías», «Celos», «La saeta»…
Falleció en 1976, a los 87 años, pobre y soñando con un gran entierro, que no tuvo lugar.
Mientras, hubo otras modelos, como Pastora Rojas Monge, bautizada por Jacinto Benavente como Pastora Imperio. Julio la conoce en una de sus salidas nocturnas en Madrid. Mientras Pastora posaba, su vida personal se desmoronaba por la ruptura de su matrimonio con el torero Rafael Gómez Ortega, «El gallo».
Pastora aparece en «La consagración de la copla», y después encarga al pintor su retrato en bata de cola.
Otras artistas sirvieron de inspiración, como Encarnación López, «La Argentinita», a quien conoce a través de los Hermanos Álvarez Quintero. Pionera del ballet español, relacionada con la Generación del 27 y pareja durante 10 años de Ignacio Sánchez Mejías, fue retratada como una mujer grave y melancólica.
La última modelo fue Teresa López González, que empezó a posar a los 14 años, la conoció al acompañar a una empleada de la familia Romero. Morena, esbelta, con ojos negros y penetrantes, como aparece en «La chiquita piconera», pasó a la posteridad por ser la imagen de los billetes de 100 pesetas, en circulación desde 1953 a 1978, millones de billetes durante 25 años.
Pero Teresa pagó un alto precio personal, por rumores falsos y malintencionados que la marcaron para siempre, insinuando en coplas su relación sentimental con el pintor. Tras un breve y duro matrimonio, habiendo perdido una hija, permaneció sola el resto de su vida, trabajando como costurera. Murió en 2003, en un asilo, a los 89 años.
Ella encarna la letra del famoso pasodoble: «Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena, con los ojos de misterio y el alma llena de pena».
Rosario Tamayo Lorenzo