Opinión

La vivienda

Compartir
Hay quien dice que el alza del precio de la vivienda en los municipios es un síntoma de su bienestar, tanto social como económico. Parece ser, según estos gurús del cemento, que una ciudad no lo es tal hasta que el valor del mercado de sus hogares no supera con creces la capacidad media de sus demandantes.

El problema de esta situación que se da en localidades como Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, por poner un ejemplo, es que la principal consecuencia que genera es una continua diáspora de jóvenes y no tan jóvenes hacia otros lugares. Este fenómeno de movilidad obligada ha multiplicado la población de casi todos los municipios del Norte de la región, llegando a casos donde vemos que su padrón municipal ha aumentado cinco o seis veces si lo comparamos con lo que era hace poco más de dos lustros.

Localidades como El Molar, San Agustín de Guadalix, Algete, Paracuellos del Jarama o Pedrezuela están a punto también de colgar el cartel de “no hay viviendas” y esta coyuntura, evidentemente, repunta a su vez el precio de su metro cuadrado. Una de las principales máximas que busca un ciudadano, sea de donde sea, cuando se muda de vivienda de manera obligada es irse lo más cerca posible de donde estaba. Esto es de Perogrullo. Dicen que todo esto aumento tras la pandemia, pero la diáspora comenzó mucho antes. Y lo hizo porque son ya casi dos décadas las que los municipios de los que hablamos no han tenido a bien sacar planes de vivienda acordes a la demanda generada. Los antaño pueblos del Norte y que ribetean las laderas de la A-1 han pasado ya su etapa de “zonas dormitorio” para convertirse en verdaderas ciudades donde las familias buscan asentarse y llevar a cabo su modelo de vida.

El problema capital es que ante esta demanda las administraciones se han quedado “atrasadas” y sin ideas para paliar semejante carencia. Pero no solo eso, sino que también se han conformado con el simple cambio de cromos actual, ya que al ser la mayoría zonas boyantes y crecientes no piensan quienes son los que se van. Soy de los que piensa que de continuar esta migración acabará debilitando el tejido social de las ciudades.

La mala noticia que les doy es que por desgracia no se vislumbran políticas urbanísticas en la Zona Norte de Madrid que busquen facilitar el desarrollo de viviendas asequibles y accesibles, promoviendo proyectos que atiendan las necesidades de todos los segmentos de la población, no solo de aquellos con mayor capacidad adquisitiva. Así es y este el panorama que por ahora tenemos. Concluyó preguntando al respetable ¿Por qué las viviendas de alquiler accesible que otorga el Ayuntamiento de la capital valen tres veces menos que las que otorga la Comunidad? Lo pregunto porque si ven los precios y calidades de las del Gobierno Regional, de accesible tienen casi nada.

Juan Ussía

Director La Mirada Norte