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El TSJM anula la prohibición de las estufas de gas en las terrazas de Madrid

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Las estufas de gas seguirán calentando las terrazas de la ciudad más allá del 1 de enero de 2024, como la de aquellos aparatos que «emitan gases de efecto invernadero a la atmósfera». 
LMN

Los jueces del Tribunal Superior de Justicia de la capital han anulado este miércoles el veto que aprobó el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida en 2022 por falta de estudios sobre su nivel de contaminación. Justo el mismo día, desde el Ayuntamiento habían anunciado una moratoria para que los hosteleros tuvieran más tiempo para dar el paso hacia la energía eléctrica.

Según la sentencia, el punto de la norma que exigieron el pasado mandato los ediles del Grupo Mixto escindidos de Más Madrid para apoyar los Presupuestos de 2022 «carece de estudios sobre el nivel y los efectos contaminantes de las emisiones de dióxido de carbono de estas calefacciones frente a otras energías, como las eléctricas, ni sobre el porcentaje o proporción en que estos aparatos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero en relación con las distintas fuentes contaminantes». Además, los magistrados señalan que en el expediente administrativo se echan en falta informes o análisis sobre la eventual adopción de medidas alternativas, así como «un análisis o una somera ponderación de los distintos intereses en juego».

El Ayuntamiento de Madrid podría recurrir la sentencia, aunque fuentes municipales avanzan que «los servicios jurídicos la estudiarán» y verán la «forma de aplicarla«. Desde Cibeles también matizan que «la sentencia da viabilidad a la ordenanza, salvo en lo relativo a la prohibición de estufas de gas, que lo anula. Dicho artículo fue una imposición de Recupera Madrid [agrupación que formaron para las elecciones los concejales del Grupo Mixto] para la aprobación de los presupuestos de 2022».

Los jueces concluyen: «No ponemos en duda, la amplia potestad discrecional de Ayuntamiento, como titular del dominio público sobre el suelo en el que se instalan las terrazas, pero no es menos cierto que el ejercicio de dicha amplísima potestad discrecional no puede ignorar las exigencias y principios de buena regulación«. 

Los hosteleros, «muy satisfechos»

De momento, las terrazas madrileñas podrán continuar con las 2.952 estufas de gas que tenían ya autorizadas en sus permisos y se abre la posibilidad para todas las demás de solicitar su instalación desde el momento en el que la sentencia sea firme. Una noticia que han recibido con los brazos abiertos desde la asociación Hostelería Madrid, reconociendo estar «muy satisfechos». Su presidente, Jose Antonio Aparicio, ha advertido en un comunicado que siempre mantuvieron que era «una prohibición no justificada» y que les «sin posibilidad de dar un servicio en las mínimas condiciones de confort con consecuencias negativas para la actividad».

En previsión de que esta Sentencia no fuera firme antes de fin de año, la patronal de los hosteleros había reclamado al Consistorio una moratoria de la restricción a estos braseros hasta el fin de la temporada de invierno – 15 de marzo de 2024- que estaba siendo estudiada por el Área responsable. «Con esta sentencia conseguimos ese propósito no solo para el invierno, sino para el futuro«, han celebrado. 

La historia de las setas 

Las famosas ‘setas’ proliferaron en España al calor de la reforma de la ley antitabaco de 2011, que prohibía fumar en espacios de uso colectivo como bares, restaurantes o discotecas. Esto disparó su popularidad en las terrazas de todo el país, si bien la pandemia del coronavirus acabó por consagrarlas como un elemento indispensable para la hostelería. Con el veto al servicio en barra y la recomendación de no consumir en lugares cerrados, la climatización de los veladores se convirtió en la salvación para miles de locales en Madrid. Y las ‘setas’ crecieron como hongos por toda la capital…

​La ciudad de Rennes, al noreste de Francia, se convirtió en 2020 en la primera metrópoli de más de 200.000 habitantes en prohibir el uso de estufas de gas en el exterior. Entonces, se hizo muy popular un estudio de la consultora especializada en transición ecológica Carbone 4 que calculó que un brasero que funcionara ocho horas al día emitía tanto CO₂ como un coche en un trayecto de 90 kilómetros. Dicho con un ejemplo, la distancia que separa la estatua de la Cibeles, a los pies del Ayuntamiento de Madrid, a la ciudad de Toledo.