Cultura y entretenimiento

Eduardo Mendoza regresa con una novela con su humor especial y tintes policiacos

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Eduardo Mendoza ha vuelto a las librerías, después de anunciar el pasado año su retirada, con ‘Tres enigmas para la Organización’, una novela negra paródica coral que navega, según ha reconocido, entre Mortadelo y Filemón y clásicos del género como Agatha Christie.
Manuel Vega

Eduardo Mendoza es uno de mis escritores favoritos y lo he pasado muy bien leyendo sus novelas. Su humor es su humor y no puedo hacer una comparación con ningún otro autor porque en su obra no existe la carcajada. Existe la sonrisa, pero una sonrisa continua. Si alguien te observa mientras le estás leyendo, verá en tu cara ese gesto tan expresivo mientras tú estás absorto en el texto.

Sólo tengo un reproche para mi admirado autor: ‘Riña de gatos. Madrid 1936’ el premio Planeta que le dieron en 2010. Pero olvidemos el pasado y vamos a ver si disfrutamos con esta nueva obra que acaba de presentar y que paseó por Madrid e hizo varias declaraciones que queremos recoger para nuestros lectores.

Durante sus páginas , Mendoza desliza con su habitual ironía pinceladas críticas hacia la sociedad actual, ya sea el ‘procés’, la invasión turística, la permisividad de la prostitución o la idiotización a la que nos lleva la adicción al móvil. La ausencia de corrección política convive con el humor mendoziano, que el escritor equipara a la cocina: «Si te pasas deja de funcionar, hay que saber en qué momento detenerte, y eso es pura intuición».

El autor ha revelado que su intención no era retratar la Barcelona actual, pero «en la foto sale el retratado y lo que pasa detrás, y es normal que se hable de la masificación de turistas porque la gente se encuentra con esas cosas en la calle». Con tanta despreocupación afrontó esta novela que ha dicho: «La novela no tiene nada que ver con la realidad. Esta novela no tiene ni contenido ni tema, es una novela autocontenida».

Su propósito es invitar al lector a «entrar en el juego y en todo lo que pasa dentro de la novela, que no se basa en hechos reales, para que la lea de manera lúdica, como si jugara al Monopoly, en el que compras calles, te haces rico y cuando acaba el juego vuelves a ser el mismo pobre de siempre». Pero no quería que se pensara que es «una imitación de novelas de investigación en clave de farsa, porque es ante todo una novela de humor».

«Quería que los personajes fueran un poco individualizados, que fueran arquetípicos en sus vidas privadas, como una señora que cuida a su madre enferma, otro que cuida al hijo porque está divorciado u otro al que la cabeza no le funciona demasiado bien».

Mendoza ha asegurado que el hecho de haber anunciado su retirada tras su última novela le concedió mucha libertad: «Pensé que lo que escribiera después sería como esos cantantes que se retiran pero hacen giras de verano con toda la libertad, sin miedo a tener un gallo en directo».

Sobre esta nueva novela, Mendoza ha apuntado: «Es verdad que había decidido no escribir más novelas, porque pensé que ya había terminado el ciclo narrativo, pero luego pensé que era una pena no seguir haciendo lo que me gusta y empecé a escribir una novela de cualquier manera siguiendo el modelo de las series de televisión y las novelas policíacas modernas».

A su juicio, estas ficciones policíacas han cambiado de estructura: «Antes había un detective y ahora es un grupo, sea una comisaría o una agencia paralela creada por la CIA, y opté por hacer esto, pero estas series y novelas se toman demasiado en serio, y quise hacer una tontería de estas pero sin disimular».

Percibe el escritor barcelonés que el género negro, que marcó su infancia, «comenzó siendo como la comida basura, marginal, y poco a poco ha ido adquiriendo cada vez más prestigio y en estos momentos es la novela más común y también el género predominante en las series«.

Sobre el futuro, Mendoza se muestra evasivo y prudente: «No sé lo que pasará dentro de un año, no tengo ahora una idea, porque estoy liado con la promoción de esta novela y necesito un período de desintoxicación y preferiría que esta novela no continuara, por miedo a la repetición».

De qué va la novela

Barcelona, primavera de 2022. Los miembros de una organización gubernamental secreta se enfrentan a la peligrosísima investigación de tres casos que tal vez estén relacionados entre sí, o tal vez no: la aparición de un cuerpo sin vida en un hotel de Las Ramblas, la desaparición de un millonario británico en su yate y las singulares finanzas de Conservas Fernández.
  Creada en pleno franquismo y perdida en el limbo de la burocracia institucional del sistema democrático, la Organización sobrevive con apuros económicos y en los límites de la ley, con una reducida plantilla de personajes heterogéneos, extravagantes y mal avenidos. Entre el suspense y la carcajada, el lector deberá unirse a este disparatado grupo si quiere resolver los tres enigmas de este apasionante rompecabezas.