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Dolor crónico: mirad el intestino

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Seguro que conocéis a alguna persona con dolor crónico. Personas que conviven con uno o varios dolores constantes y que no consiguen quitarse de encima. Viven permanentemente enganchados a alguna pastilla, manta eléctrica, terapeuta y en los casos más graves deben acudir a la unidad del dolor.
Jesús Serrano

Todos los fisioterapeutas tratamos muchas veces a este tipo de pacientes. Con nuestros tratamientos manuales, con aparatología diversa y con nuestro buen trato y afecto conseguimos aliviar los dichosos síntomas. Pero en la mayoría de los casos nunca llegamos a dar el alta definitiva a los mismos. Es como que nos faltan herramientas para llegar hasta el final. Necesitamos un tratamiento multidisciplinar. En anteriores artículos resalté la importancia de entrenar la masa muscular. Quizá más adelante tocaremos el papel del médico y del psicólogo. Pero en este me quiero volcar en el intestino.

El intestino es el órgano a través del cual entran al torrente sanguíneo los nutrientes necesarios para vivir. En él viven miles de bacterias: la famosa microbiota. Si ésta está sana, solo entrarán a nuestro organismo elementos saludables y necesarios. Si está alterada o muy trastocada entran muchas sustancias nocivas. Es lo que se llama “disbiosis intestinal”. Al entrar mucha porquería nuestro sistema inmunológico está hiperactivo. Todo el día trabajando. Nos encontramos en un estado de inflamación constante. Y cuando debe actuar con moderación ante una lesión o un patógeno lo hace de forma desorbitada. Está mal regulado. Esto hace que muchos pacientes tengan dolores constantes y fuertes en zonas o articulaciones con una pequeña lesión, a veces insignificante. Pero en ellos se manifiesta de forma terrorífica.

Por este motivo, pacientes que acuden al fisioterapeuta a buscar alivio, solo lo encuentran por unos días. Con nuestras terapias a veces solo llegamos a la punta del iceberg. Y hay que profundizar mucho más. Sobretodo en pacientes con dolores musculares y articulares instaurados de más de tres meses de duración. Suelen presentar un abdomen abultado que nos indica una inflamación intestinal de bajo grado permanente, cefaleas, acné u otras afecciones en la piel, molestias estomacales, diarreas y fatiga crónica. Las analíticas simples a veces no muestran muchas alteraciones pero en alguna específica si que aparecen valores alterados relacionados con factores autoinmunes. En definitiva el sistema inmune ataca al organismo.

Los que me conocéis sabéis que soy muy pesado con los hábitos de vida saludable. Y uno de los motivos es este: la gente sufre. Cuando uno es joven el cuerpo puede con todo. Pero vamos creciendo y el cuerpo envejece de forma drástica cuando no hemos generado esos hábitos. Alguno pasa de estar bien a estar machacado en un plazo de tan solo 5 años. La mala alimentación, el sedentarismo y el estrés enferman mucho.

Y al contrario, cuidarse te libera de los malos hábitos. A veces parece que el que se cuida es un amargado: ¡no fuma, no bebe y se levanta pronto para ir al gimnasio! ¡Que ser más triste! Y todo lo contrario… ¡Tiene una voluntad de hierro! Es libre de los vicios. Tiene el control sobre su salud. Cuando uno hace las cosas bien es más libre. Es más feliz. ¡Cuidarse te hace más feliz!

Por tanto, si eres de los que tiene dolor crónico no te conformes con ir a tu fisioterapeuta y atiborrarte a pastillas. Acude a un nutricionista. A uno bueno. Huye de los que prescriben productos y batidos mágicos. Que te trate el intestino. Que recupere tu microbiota. Y ya verás como esos dolores mejoran enormemente. Palabra de fisio.

Jesús Serrano

Clínica Fisioterapia La Moraleja

www.fisioterapialamoraleja.com

@jesus.serrano.fisio