Cultura y entretenimiento

‘Caída libre’, un drama con una Belén Rueda espléndida y producida por Juan Antonio Bayona

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Estamos ante un film que no ha resultado redondo, y eso que la protagonista Belén Rueda hace un notable y encomiable esfuerzo interpretativo.

Seguramente ella es lo mejor del film, aunque el resto del reparto está a la altura, y con Ilay Kurelovic se ha dado con alguien con habilidades gimnásticas y al mismo tiempo capaz de actuar.

El problema es que el guión de Bernat Vilaplana, una vez planteada la situación y sugerir lo del título, que Marisol se encuentra en situación de “caída libre” si no rectifica pronto sus planteamientos vitales, no sabe muy bien por dónde tirar. De modo que la resolución es insatisfactoria por facilona y poco emocionante, como si alguien hubiera dicho, “toca terminar, y si no se nos ocurre algo mejor, pues esto”. Y “esto” es poca cosa.

Laura Jou tuvo un interesante debut en el largometraje con ‘La vida sin Sara Amat, y aquí tiene el respaldo en la producción de Juan Antonio Bayona, con quien había trabajado en distintos roles en algunos de sus filmes. La cinta tiene empaque, y se mueve en la dinámica de títulos como Whiplash, en que entrenadores muy capaces exigen demasiado de las personas que están a su cargo, olvidando que son precisamente eso, personas, seres humanos de carne y hueso, que sufren, ríen, lloran, sienten, aman; en gran medida, porque ellos han perdido esas imprescindibles capacidades.

Sinopsis

Marisol (Belén Rueda) está muy cerca de los 60 años de edad. Trabaja como entrenadora de gimnasia rítmica de élite, y es la mejor en lo suyo. Metódica, controladora, autoritaria, dominante, fácilmente irritable y carente de la menor capacidad de autocrítica., ha moldeado su realidad como ha querido. Sin embargo, todo se viene abajo cuando su esposo Octavio (Ilay Kurelovic), le dice que se marcha de casa para empezar una nueva vida: junto a una mujer más joven con la que va a ser padre. Sin pensarlo, comienza una alocada encrucijada para recuperar a su marido. Su fracaso matrimonial afecta a su relación con las gimnastas. Es cada vez más dura e intransigente, llegando a abusar de su poder y posición: tiene entre manos una catarsis que la lleva a replantearse su vida.