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Sedentarismo Postural

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¿Cuántas veces te han dicho “tienes una mala postura”? Te diré que no hay mejor postura que otra, si no que es aquella que no se mantiene durante mucho tiempo y que en mayor parte es activa. Y ahora, te lanzo unas preguntas:

¿Cuántas veces de las que estás de pie, estás con los pies colapsados hacia dentro, las rodillas bloqueadas en hiperextensión y el culo hacia fuera? Y tu cabeza y tus hombros, ¿dónde miran? ¿Sientes dolor lumbar cuando pasas muchas horas de pie? ¿Te duelen las caderas y las rodillas? ¿Y las cervicales?

Como fisioterapeuta que soy, observo mucho la postura y cómo se mueven las personas y se suele repetir un patrón común: no hay consciencia corporal.

Para mantener una buena postura, sobre todo cuando estamos de pie, se deben cumplir varios checks:

  1. Un buen anclaje de tus pies al suelo. Para ello, utiliza un calzado que sea respetuoso con la anatomía de tus pies: puntera ancha y suela fina para que tu musculatura del pie trabaje.
  2. Desbloqueo de rodillas. Tus cuádriceps, ese músculo que tienes en el muslo de la pierna, debe estar activo para empujar el suelo.
  3. Pelvis neutra. Asegúrate de que no estés con el culo hacia dentro ni hacia fuera y actívalo.
  4. Hombros separados de las oreja. De esta manera, vamos a activar el dorsal ancho, que es un músculo estabilizador que ocupa toda nuestra espalda.
  5. Elongación axial y activación de la musculatura profunda. Es fundamental sentir que empujamos el suelo y a la vez crecemos hacia el techo. Teniendo esto en cuenta, nuestra musculatura del suelo pélvico, no va a estar sometida a tanta presión (provienen de las vísceras y del diafragma) y vamos a evitar disfunciones como la pérdida de orina y de gases involuntaria.
  6. Respiración: la gran olvidada y a la vez, la más importante. Si no respiras mueres, pero, ¿cómo respiras? Utiliza una respiración diafragmática, en la que expandas tus costillas en todos los planos, sin abombar la tripa.

Ahora, sabiendo todo lo anterior… vamos a conseguir que nuestra musculatura profunda reaccione y responda mejor a las presiones y fuerzas a la que está sometida, ¡necesitamos esa competencia para prevenir disfunciones y lesiones! Debemos empezar a ser fuertes de dentro hacia fuera.

TODO LO QUE HACEMOS ES ENTRENAMIENTO

Con nuestras decisiones y acciones diarias se van generando nuevas adaptaciones. Que la mayoría de estas decisiones y acciones las desarrollemos de forma inconsciente no significa que no causen efecto. Por esto es de vital importancia comprender «cómo entrenamos» tanto en el gimnasio como en nuestro día a día, porque al final potenciaremos ciertos patrones de movimiento y acciones que repetimos constantemente y dejamos de potenciar aquellos que llevamos a cabo con menos frecuencia.

Raquel Correro/ Fisioterapeuta Clínica Improve

www.clinicaimprove.es