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«Ray Donovan» el solucionador de problemas atormentado

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La serie de Movistar Plus narra la historia durante siete temporadas de este “conseguidor”y “arregla problemas” al servicio de los más ricos y poderosos.
Por José Ignacio Vidal
José Ignacio Vidal

Un hombre capaz de resolverle las papeletas más difíciles – en forma de escándalos sexuales, de drogas y demás complicaciones “comunes” a los más ricos y famosos de Los Ángeles; alguien atormentado por un pasado más que oscuro que intenta dejar atrás en el lejano Boston y que no hay manera de dejar llevado pegado a su piel.

Esto y mucho más es “Ray Donovan” (Liev Schreiber), la estupenda serie disponible en Movistar Plus, algo desconocida pero que aquí queremos acercarles para que no dejen de verla, porque vale y mucho la pena.

Empezaremos por el argumento: el irlando-estadounidense Ray Donovan, originario del sur de Boston, trabaja para la poderosa firma de abogados Goldman and Drexler , que representa a los ricos y famosos. Donovan es un “solucionador de problemas” ( bastante más rudo que el Michael Clayton de George Clooney, pero en esa línea), alguien que organiza sobornos, pagos, amenazas y otras actividades dudosas para garantizar el resultado deseado por el cliente. Su día a día, siempre pegado a su teléfono móvil, transcurre entre multitud de problemas con la policía, la prensa, los chantajeadores y los sacacuartos.

Muy bueno en su trabajo y sin bien común, Donovan es asimismo un padre devoto que sufre más dolores de cabeza aún con su propia familia, su mujer y sus hijos, además de con sus hermanos.Y por si fuera poco, lo que realmente le atormenta vuelve una y otra vez sobre el, en forma de su propio padre, Mickey Donovan (Jon Voight), un ex gangster de la mafia irlandesa de Boston que sale de la cárcel y que no hará sino complicarle su plácida existencia.

Y este es uno de los puntos fuertes de la serie: el dilema de Donovan entre el amor que aún profesa a su padre (aunque lo lleve muy oculto) y la defensa de su vida y su propia familia.Creada por Ann Biderman, la producción se sirve de un tema ya manido, pero no por ello menos eficaz: los relatos de familia, envuelta en asuntos turbios con la mafia, para plasmar con asombrosa precisión y emoción la gran metáfora de la sociedad americana.

Desde El Padrino a Los Soprano, el ajetreo mafioso ha explicado y muy bien la gloria y la decadencia del sueño americano. Y Ray Donovan no iba a ser menos. Con un ritmo trepidante, llena de claroscuros sobre la moral, con una ética maquiavélica donde el fin siempre justifica los medios, la serie se adentra, a través de todo tipo de chanchullos y enfrentamientos cotidianos de familia y otros mucho más serios donde está en juego la vida, en la psicología de todo un país, donde el dinero y el éxito son dioses paganos y la supervivencia un método en sí mismo. El silencio es una de las grandes virtudes de la serie.

El silencio de Ray, el gran chico duro, un gladiador que viste elegantemente con traje y sin corbata, cuyas miradas incisivas son como balazos en la sien. El silencio de Ray con su mujer Abby (Paula Malcomson), que pasa a ser la nueva Carmela Soprano del siglo XXI, buscándose a sí misma y a su marido, peleando por mantener una familia pero tapándose los ojos ante el fracaso de su vida.

Y el silencio de Ray y sus hermanos ante el padre, un amoral y hedonista, fichado por el FBI, que es capaz de vender a su padre por un puñado de dólares y estar convencido de que lo hizo por su bien. Pues bien, pese a todo esto, el espectador se verá seducido también por el. “Ray Donovan” es también una oda al cine negro del bueno.

El antihéroe protagonista se sitúa al otro lado de la línea moral entre el bien y el mal, pero no debe importar esto. Nos pasa siempre con nuestros queridos héroes de novela negra y sus coqueteos con la violencia y sus aventuras al margen de la ley. Nos pasa con, por citar algunos, Harry Bosch o Philip Marlowe. Escuchen de nuevo a “La Mirada” y siéntense a disfrutar de esta magnífica serie. Tienen siete temporadas por delante. 

Extraordinario Jon Voight

Aparte de por su original guion y sus giros argumentales, lo que destaca en esta serie es su “profundidad de banquillo actoral”, y aquí destaca por encima de todos el muy veterano Jon Voight, que encarna a Mickey Donovan, el padre de Ray, un gangster de segunda que vuelve para complicarle la existencia a su hijo.

Voight, recordado por aquel boxeador de “Campeón” o por el vaquero que viaja a la gran ciudad y conoce lo peor de ella junto a Dustin Hoffman en “Cowboy de Medianoche” o incluso el socio de Robert de Niro en “Heat”, da aquí su “canto del cisne” con una rotunda actuación.

Sin grandes gestos histriónicos, confiándolo todo a su físico (bien conservado por cierto) y a su capacidad gestual, entrega el mejor papel de su dilatada carrera, coronada con el Globo de Oro y varias nominaciones al Emmy. 

En cuanto al protagonista, Ray, interpretado por Liev Shriber, No le va a la zaga. Ya le venía siguiendo el rastro el que suscribe a este notable actor. Desde más joven, en “Rescate” con Mel Gibson o “Al caer la noche”, junto con Paul Newman, pasando por el candidato a presidente manipulado por su madre (Meryl Streep) en “El mensajero del miedo” hasta llegar al gran papel hasta “Ray”, esto es, el director del “Boston Globe” en “Spotlight”, una de las mejores películas de periodismo de siempre.

En “Ray Donovan”, y luciendo una extraordinaria forma física a su edad ( quien la pillara) interpreta a la perfección al conseguidor atormentado que intenta equilibrar su dudosa profesión con su familia y todo tipo de amenazas externas (papa).

Particular partido saca a su mirada incisiva, que va mandando el resto del cuerpo. Del resto de los personajes, destacar la aparición de James Woods, en el papel de gangster veterano, Steven Bauer (el amigo de Al Pacino en “Scarface”), o Hank Azaria, jefe del FBI.

También desfilarán por la serie otros ilustres conocidos y veteranos como Susan Sarandon y Elliot Gould. Entre las mujeres, enorme acierto con la que encarna a la esposa de Ray Donovan, Paula Malcomson, actriz irlandesa ya mayorcita pero a la que habrá que estar atentos.