Opinión

Enero, mes caótico lleno de esperanza

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Cuando todos esperábamos que este año empezara de otra forma y que el 2021 nos diera más luz para ir recuperando cierta normalidad, vemos como cada día los mensajes contradictorios afloran y lo que llaman la tercera ola del coronavirus parece un vendaval que amenaza, otra vez, con arrasarlo todo. Me atrevo a hablar de contradicción porque con este aumento de contagios tan desmesurado y veloz nadie contaba y más, si tenemos en cuenta que a la vez de este repunte de cepas internacionales cohabita la presencia de la archi demandada vacuna, ese santo grial que ansiábamos como el agua de mayo y que nos iba a sacar del pozo de la pandemia de un salto. Eso decían. Pero no. Tenemos aún que esperar y ver, encima, el bochorno poliquitesco de reparto de vacunas entre sus señorías las autoridades. Que espectáculo tan lamentable han dado. Luego vendrán a quejarse de su injusta imagen. Para colmo, y no me refiero al dislate de la Invasión al capitolio, también hemos tenido que escuchar a todo un Albert Rivera defendiendo que los políticos deberían ser los primeros en vacunarse. Según decía, “por su constante exposición” ¿Albert, eres tú? Otra vez, y van varias en los últimos tiempos, el ex líder de Ciudadanos se equivoca de plaza, de tiempo y forma. Es indefendible que políticos, por ser políticos se cuelen y se vacunen.

Antes que todo esto y volviendo a los Estados Unidos, los que seguimos la política americana no hemos superado aun ver como una turba de personas invadía el todopoderoso capitolio, santo y seña de la seguridad mundial. Atónitos, encima, tuvimos que ver cómo caía uno de los símbolos infranqueables de la libertad y lo hacía por una masa de gente disfrazada de búfalo, Batman, y en donde solo faltaba el Pato Donald. Igual estaba. Sinceramente, y lamentando las muertes, sigo alucinando cada vez que veo las imágenes. A la salida de Donald Trump, y cuando ya creíamos haberlo visto todo nos cayó encima la borrasca Filomena. La mayor nevada de la historia trajo alegría y luego cierta sensación de desdén. Durante dos semanas, maquinarias como la excavadora y el mítico dumper se convirtieron en elemento codiciado y argumento de pelea entre ayuntamientos. También lo han sido la sal o las palas. A precio de oro, más de uno se ha hecho rico gracias a la inesperada nieve. Ya lo dice el refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores “. Lo que es en nuestro caso, la nevada nos provocó retrasar la salida de este número. Pero aquí estamos. Lo bueno es que, a pesar de este completo compendio de situaciones, el mes de enero es un mes de esperanza en el que los municipios de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes celebran las onomásticas de sus patrones, la Virgen de La Paz y San Sebastián Mártir.

 Desde muy pequeño en mi casa, gracias a mi padre, conocí que en Alcobendas cada 24 de enero se celebra la fiesta en honor de la Virgen de La Paz, patrona oficial del municipio desde el siglo XVII y que hace cada año, desde 1677 es venerada y homenajeada por sus feligreses de Alcobendas cada mes de enero. En el Soto de La Moraleja esta su Ermita, la Ermita de La Paz, que se levanta encima de donde apareció la Virgen en los campos de Fuentidueña. Este año, los festejos han sido diferentes por las circunstancias. Pero ahí sigue y seguirá. Protegiéndonos con su bondad. El año que viene las ciudades podrán volver a engalanarse para festejar sus fiestas. Mientras tanto, este mes, más que ninguno, les pedimos amparo y protección para que nos aguarden y nos enseñen el camino de luz, de salida, que existe y al que llegaremos con su ayuda.

Pd: No sé si saben que el Reino Unido ya no es Europa

Editorial de Juan Ussía