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El deporte, un buen ensayo para la vida

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A menudo se habla de todos los beneficios que aporta la actividad física en nuestras vidas, y más aún en los tiempos que corren, en los que la tendencia nos condena al sedentarismo, al estrés y nos aboca a fracasar en salud. Ser capaz de desplazarse, de estirarse, de mover cargas, son capacidades que potenciamos en algunos casos o que simplemente conservamos en otros. Todas ellas a través del ejercicio.

Pablo García Sánchez Monco

A veces, este ejercicio ya forma parte de alguna disciplina, y aparece implícito en ella. Correr o levantar peso puede formar parte de nuestras sesiones terapéuticas, pero para un atleta o un levantador, son su deporte.

Así de evidente se muestra la aportación del deporte en el plano físico, pero, ¿y en un plano más amplio de la vida? Verdaderamente, sostengo que el “fuerte” de la actividad física y el deporte se encuentra en su aportación vital.

Las personas activas, que se mueven a diario, que se entrenan, desde los niveles más amateur hasta los de la élite, experimentan situaciones que aportan un valor muy especial a sus vidas.

Empezando por la conexión con su cuerpo, que les permite conocerse mucho más, tomar conciencia de su estado cada día, ser capaces de valorar su cansancio, su estrés, sus dolencias cuando aparecen… esto permite una relación mucho más íntima con uno mismo, que sin duda es una gran aportación en prevención y gestión de enfermedades.

Además, ese conocimiento y esa práctica diaria, incluye otros aspectos, como la nutrición. Una persona que practique deporte, inevitablemente, va a interesarse por saber qué alimentos le sientan bien y cuáles no, y va a experimentar en sus propias carnes los efectos. Lógicamente, su dieta mejorará gracias al deporte.

De la mano de la nutrición, y bajo el mismo principio, estarán el resto de hábitos de vida, que incluyen el descanso y el consumo excesivo de otras sustancias como tabaco y alcohol.

Por si esto fuera poco, falta añadir uno de los mayores valores que implica la práctica deportiva, y es la simulación de escenarios propios de la vida real.

Todas las personas, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido pereza, fatiga, decepción, falta de motivación, sensación de no llegar a conseguir algo en un momento determinado, nos hemos visto como personas individuales o como parte de un grupo de personas que persiguen un mismo objetivo. Y tantas otras sensaciones que, sin darnos cuenta, se reproducen y trabajan frecuentemente cuando se practica deporte. Ningún deportista, sea del nivel que sea, vive siempre motivado, descansado, triunfador y sin obstáculos. Es la disciplina, la paciencia, la perseverancia, su actitud frente a nuevos retos, el compromiso consigo mismo y/o con sus compañeros, lo que le permite seguir avanzando en su camino. De la mano de todo esto también están las alegrías, los triunfos individuales y los compartidos, los días en los que todo parece salir bien, las oportunidades y las sensaciones auténticas. Y eso, extrapolado a otros campos, a grandes rasgos, es la vida.

Practicar deporte es una manera integral de prepararse, a cualquier edad, para afrontar la vida que tenemos por delante.

Pablo García Sánchez Monco

Judoca Equipo Nacional

Fisioterapeuta Clínica Improve