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Fórmula 1: se acabó la grandeza con la pantomima de Spa

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¿Hacia dónde se encamina la Fórmula 1? Lo que se ha vivido este domingo ha sido una auténtica vergüenza. La dirección deportiva (Michael Masi como máximo responsable) no ha sabido tomar las decisiones adecuadas a un día impracticable.

Manuel Vega

¿Impracticable? Han tenido horas a los miles de espectadores que abarrotaban el circuito de Spa y a los millones de que lo ven a través de los televisores en una incertidumbre que nadie entendía, ni podía explicar.

Hace unos años esto no hubiera sucedido. Si los pilotos tienen que ir más despacio hasta que la pista vaya evacuando y vayan cogiendo confianza, pues que lo hagan. ¡Ay amigo!, su seguridad está por encima de todo. Dentro de no mucho tiempo las carreras se harán cada uno de ellos en su simulador y así no correrán ningún peligro.

La carrera se dio por concluida después de más de tres horas de espera y tres vueltas detrás del Safety Car. Los pilotos que estaban en los 10 primeros lugares recibieron ¡la mitad de los puntos por una carrera que no corrieron!

¿Y los espectadores? ¿Se les devolverá el dinero de la entrada (sin contar el dinero gastado en ir al circuito) o, como la carrera se ha dado como válida, no tienen derecho a devolución? Aquí entra otro de los actores de todo Gran Premio: los gastos que tienen los organizadores, quienes, por cierto, tampoco tienen la culpa de la decisión de Masi.

Parece que los pilotos no han hecho nada por que se celebrase este GP. Ya iremos conociendo sus declaraciones, pero la sensación que he sacado hoy es que les gusta pilotar sólo cuando lo pasan bien, con la mayor seguridad para su integridad física y no es la opinión que, en el fondo, tenemos de ellos. Deben ser los más capacitados para llevar un monoplaza a más de 300 Kms/h y en cualquier circunstancia saber manejarlo.

Hoy ha sido un triste y, en muchos casos, indignante para los que amamos la F1 y que hemos tenido que soportar durante los últimos años cosas como que los pilotos no son los ganan las carreras si no los coches que pilotan y que tienen tantas ayudas que lo más difícil es comprenderlas: los exóticos volantes, los pinganillos, los diferentes ingenieros que se dividen las tareas de hacerles ganadores…

Si se hubiera decidido celebrar el GP el lunes, este texto no se hubiera generado, todos los seguidores que hubieran podido, por ser un día laborable, estarían encantados en este momento pensando en que podía pasar con Verstappen y Hamilton, cómo podía Russell conservar el mayor número de puntos después de su extraordinaria clasificación del sábado a centésimas de la pole, pero, al menos para mí, esta pantomima que he vivido, será, o eso espero, lo más vergonzoso de mi experiencia en la F1.

Y me niego a dar espacio a la clasificación de una NO CARRERA.