El Zorro, emblema de Alcobendas
Picasso y Lumb, Salomón y Velázquez, Niebla y Rafael Alberti, clavel y sol y Alfonso XII, el perro Paco y Madrid, Idefix y Obleix, Fala y Franklin D. Roosevelt, Martha y Paul Mccartney.
Perros cosmonautas como Strelka y Belka, que se pasearon por el espacio exterior y regresaron a la tierra o el “soldado” Smoky, el can que fue atacado 150 veces por la aviación japonesa en el Pacifico y ni un rasguño. El chucho Lampo, viajero de rail y oficialmente un ferroviario más en la Italia de las canzoni D´Amore en los 50 del S.XX.
Tras un poeta del 27, pintor cubista o tenebrista, presidente de USA, de tribu gala o monarca o en la sociedad castiza Madrileña, o introduciendo una trufa en una canción de The Beatles, estuvo un perro. Escarbando la arena, zarandeando la cola o ladrando a la noche quieta. El Canis familiaris lleva acompañándonos 32.000 años de la cueva al cosmos.
Mecak y Nikola Tesla, Babou y Salvador Dalí, Ernest Hemingway y Princessa, Lenin y los koshki, Freddy Mercury y Delilah, Charles Perrault y el gato con botas. El Felis silvestris catus, le fue más la electricidad, las canciones opera de Queen, los cuentos, los escritores trotamundos, el color surrealista o las torres del Kremlin.
Perros y gatos, en la literatura, el pincel, la política, la aventura, la carrera espacial, los tronos, el rock and roll o el periodismo de posguerra.
En cambio el zorro permutó más entre la épica y la postergación. En la edad de bronce, en la península ibérica este vulpino fue amansado y habitaba junto a los humanos según algunas pruebas pero su carácter vivaz, osado y animoso, busco más los bosques que las casas.
Le entonó de parábola Félix María Samaniego como “cortes y atento”, Miguel de Unamuno, le retrató de bohemio y bandolero de la noche. Rosalía de Castro le meditó de necesitado de los campos y Josefina Pla dijo de él que estaba encubierto en el nadie.
En Alcobendas, se dice que dos parejas de zorros alternan por nuestra masa arbórea de Valdelatas, dónde han ubicado parte de su nicho ecológico. Asociaciones como”- Free Fox. Nuestros amigos los zorros -”, se han dedicado estos años a defender a este animal pelirrojo de lazos, trampas y escopetas. Campañas contra la ley que mantiene el control de depredadores y que perdura porque estos animales compiten en los cotos de caza con los cazadores, una medida de la España medieval que va en contraposición al sustento de los ecosistemas naturales. Invito a firmar esta petición para que se escuche en el Congreso de los Diputados.
El zorro, adjuntado a las fábulas o a la narración literaria de Johnston McCulley es miembro especial de nuestra biodiversidad mediterránea. El zorro no es tan comunitario como perros y gatos, es más discreto en nuestras localidades y en la historia, pero es un parapeto ante insectos o el escorpión amarillo y regula nuestros campos aceitunados.
El zorro en Alcobendas debería ser un emblema de esta ciudad.
Eduardo Andradas es el Portavoz del Grupo Municipal de Podemos en Alcobendas