Cultura y entretenimiento

‘Dispararon al pianista’: el canto de amor a la vida y a la música de Trueba y Mariscal

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La melomanía de Fernando Trueba, y su gusto por los ritmos latinos, es tan conocida como su cinefilia. No hace falta recordar films como ‘Calle 54′ (2000) o ‘El milagro de Candeal’ (2004), la vinculación del cineasta con la música va más allá, por ejemplo, como productor de discos de su íntimo Bebo Valdés. (Ver Video)
Manuel Vega

No resulta casual que Trueba reserve una de las mejores escenas de ‘Dispararon al pianista’ para su amigo del alma. El añorado pianista cubano toca una partitura rescatada de Tenório Jr. a petición del periodista protagonista.

La capacidad de hermanar al espectador con la figura de su protagonista, Tenório Júnior, independientemente de considerarse uno (o una) melómano o no, de distinguir un trombón de una trompeta o no, de poder nombrar siquiera a un referente de la bossa nova o no. Incluso de saber qué es exactamente la bossa nova. Porque es a partir de la delicadísima y muy selecta banda sonora que elige Trueba desde donde él y el diseñador e ilustrador Javier Mariscal empiezan a construir la historia de Tenório Júnior.

Porque en ‘Dispararon al pianista’ hay un reportero (que no existió, pura ficción), un tal Jeff Harris, convertido en hilo conductor de la trama. El tipo prepara un libro sobre la bossa nova, y, en su proceso de investigación, acaba cerrando el foco en un artista (que sí existió) y del que nunca había oído hablar, un tal Tenório Jr., pianista de talento descomunal, que se esfumó misteriosamente en las calles de Buenos Aires, una madrugada de marzo de 1976, horas después de actuar en un concierto en el Gran Rex junto a los grandísimos Vinicius de Moraes y Toquinho.

Aunque físicamente no se le parezca en nada y use la inconfundible voz de Jeff Goldblum, Harris no deja de ser un alter ego del propio Trueba, que pasó tres lustros trabajando en el proyecto, cuando el proyecto era otro tipo de proyecto, y entrevistando a más de un centenar de personas que tenían mucho que decir sobre el músico, sobre su vida y su desaparición, en realidad secuestro a manos de la policía política argentina, que le llevó de cabeza a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), casa de los horrores donde la dictadura de Videla torturaba, violaba, asesinaba y robaba bebés. Tenório fue asesinado por llevar barba y pelo largo, y por tener un carnet de músico que le presuponía amigo de comunistas.

El click creativo que transformó la idea inicial de Fernando Trueba es, sin duda, una enorme virtud: añadir elementos de ficción a los hechos, y transformar todo ese trabajo de investigación, pensado para un enfoque documental más tradicional, en material para la animación artesanal de Javier Mariscal. Tras su celebrada asociación anterior en ‘Chico & Rita’ (2010), esa decisión convierte a la película en un luminoso canto de amor a la vida y a la música, en una celebración del legado de un artista al que la sanguinaria sinrazón de unos tarados cortó las alas.

Dice Trueba que su film muestra un choque de trenes entre belleza y barbarie. De este modo, las coloristas imágenes dibujadas por Mariscal con mimo y sello de autor y una banda sonora repleta de fabulosos temazos, nos hacen viajar en el tiempo, y el espacio (de Río de Janeiro a Nueva York, y de ahí a Buenos Aires), tararear sin hacer ruido, mover ligeramente la cabeza de un lado a otro, sentir que nuestros dedos podrían tocar el piano sin tener ni idea de tocar el piano.

Los directores se toman su tiempo para que el espectador más despistado no pierda comba de aquella Operación Cóndor que, apoyada por Estados Unidos, convirtió la América Latina en un nido de dictadores, y en un coto de caza sin cuartel de elementos subversivos, o de músicos melenudos, tanto daba. ‘Dispararon al pianista’ tiene su lado didáctico, y ese mensaje sobre la barbarie, en los polarizados tiempos que corren, y con la extrema derecha acechando en cualquier esquina, nunca sobra.

‘Dispararon al pianista’ se toma la justicia por su mano de la mejor manera posible: dando vida al muerto, moviendo sus dedos sobre las teclas, haciéndole reír junto a su familia, o junto a otra de sus parejas en la playa, recordándole como lo que es, uno de los grandes de la samba-jazz y de la historia musical brasileña.

Sinopsis

Un periodista musical de Nueva York comienza una trepidante investigación detrás de la misteriosa desaparición del pianista brasileño, Tenorio Jr, habitual de Vinicius de Moraes, entre otros. Este thriller de animación al ritmo de jazz y bossa-nova supone un punto de inflexión justo antes de que el continente latinoamericano fuera envuelto por regímenes totalitarios. 

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