Cultura y entretenimiento

Charlie Watts, batería y alma rítmica de los Rolling Stones

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El mundo de la música, y especialmente los amantes del rock, lloran la muerte de Charlie Watts, el batería de la popular banda británica de los Rolling Stones. 

LMN

El músico nos deja a los 80 años. Una inesperada noticia que ha caído como un jarro de agua fría entre los seguidores de la mítica formación musical.

Nada predispone menos a ser uno de los puntales necesarios de los Rolling Stones que la templanza casi mística de Charlie Watts, batería legendario de la banda, que ha fallecido en un hospital de Londres. Watts estuvo siempre al margen del ruido de caballería que acompaña desde hace cinco décadas a la formación. No compartía satanismo, ni pasotes, ni insomnios, ni desquicie. Jamás dio un problema en casa. Tampoco dentro de la banda. Era un profesional de lo suyo: sofisticado, culto, elegante, silencioso, capaz de ser invisible cuando convenía.

Y, sin embargo, es un Stone de pureza insobornable. Aunque no se drogó, aunque sólo bebía cerveza (y no más de dos o tres latas), aunque se mantuvo junto a su primera mujer hasta ayer, Shirley Ann Shepherd, con quien se casó en 1964. 

Charlie Watts nunca se manejó en la vida con el afán de estampida bestial de los otros dos bucardos esenciales del grupo: Mick Jagger y Keith Rochards. Si hubiera podido, este hombre habría preferido ser baterista en alguna de las formaciones del saxofonista Charlie Parker. O acompañar con las baquetas algunas de las noches espléndidas del contrabajista Thelonius Monk. Charlie Watts tenía el jazz como único dios verdadero, pero entendió que le había tocado en la vida ser el de la percusión de los Stone y asumió ese destino con admirable templanza.

No sólo fue el más elegante del grupo, el dandi de aquella ‘troupe’ dispuesta a arrasar y dejarse arrasar, también el que mantuvo la paz social cuando la gabarra que eran los Stones se descompensaba. Tenía, cuando era necesario, un sentido de la responsabilidad inmisericorde. Era el de la última decisión. Era al que jamás se le pisaba en el turno de palabra. Era el que más sabía de cómo ser un Stones sin necesidad de demostrarlo por fuera.

Oscurecidos por el carisma de Jagger y Richards, la sección rítmica del grupo, obra del bajista Bill Wyman y de Watts , fue una raíz que conectó a los Stones con la tradición del blues, que le dio algo más que los diferenciaba de bandas contemporáneas suyas.

Después de vivir la fiebre beat de mitad de los 60 y los años de fervor de la psicodelia, los Stones se convirtieron poco a poco en una banda con mucho sentido de la historia del rock, muy orientada a inspirarse y a investigar en el pasado de su género. Y ése fue uno de los méritos de Watts. Cuando Mick Taylor llegó a la banda con una sensibilidad muy parecida, el baterista fue su mejor aliado. Fueron los mejores años de los Rolling Stones.

Y más o menos en eso ha consistido el personaje de Watts durante las últimas seis décadas: en trabajar casi invisiblemente por el bien común. Watts fue el negativo fotográfico de sus compañeros, una figura casi pintoresca por su discreción: pulcro, profesional, monógamo, incapaz del más mínimo aspaviento.

Mientras Jagger y Richards sigue haciendo de las suyas en el escenario, Charlie Watts se comporta como un profesional impecable que cumple con empeño su misión pero ni un paso más. Este hombre es fiable, serio, callado, fatalista y estoico. Tiene todos los ingredientes para confiar la empresa a él.

Charlie Watts había comunicado a principios de este mismo mes que no formaría parte de la próxima gira planeada por Estados Unidos para así poder recuperarse de una operación a la que había sido sometido recientemente.

Los médicos habían observado “un problema” durante una revisión rutinaria que hizo que Watts terminara pasando por el quirófano. “Charlie se ha sometido a un procedimiento que ha sido totalmente exitoso, pero deduzco que sus médicos concluyeron esta semana que necesita un descanso y una recuperación”, dijo Doherty tras el anuncio de la retirada temporal del músico. Cabe recordar que Charlie Watts ya había sido tratado de un cáncer de garganta en el año 2004.

Tras el anuncio de la retirada temporal de Watts, los Stone decidieron que Steve Jordan sería el sustituto ideal del gran baterista en la gira ‘No Filter Tour’ que comenzará, según todo lo previsto, el próximo 26 de septiembre en Saint Louis. “Le he pedido a mi gran amigo Steve Jordan que me sustituya”, expresaba Charlie Watts en el comunicado donde informaba al público de su retirada temporal. Un viejo conocido de la banda británica ya que en 1986 colaboró en la grabación del álbum ‘Dirty Work’. Jordan forma parte del círculo más íntimo de Keith Richards.

Démosle el adiós a alguien único, el que ha sostenido y ha sido el alma rítmica de los Rolling Stones.