«Cara al público»

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Para mi padre; hace unos años supuso una gran tragedia el cierre de la tienda de telefonía cerca de su casa, perteneciente a una gran multinacional española que otrora fue pública.
Pedro Llorente

Y no es porque él tuviera algún interés directo en ella, sino porque se veía hurtado de un servicio básico, allí donde podía hacer sus gestiones y recibía la amabilidad de una persona que con su sonrisa de ultramar atendía con devoción a un mayor español y le despejaba sus numerosos y comprensibles dudas acerca de su teléfono móvil o de las facturas que le emitía la compañía.

Detrás de este cierre estaba una tendencia que cada día es más acusada en la población española. Que es la de la falta de servicios públicos básicos presenciales, con trato personal con el cliente, aunque estos sean dados por entidades privadas. Porque si bien son empresas del sector privado las encargadas de dar el servicio, estas actividades: banca, energía o servicios de telefonía, no dejan de ser servicios públicos imprescindibles que en otro tiempo asumía el Estado.

Los que ya tenemos ciertos años recordamos los bancos y las cajas del país, compañías de luz y gas y por supuesto Telefónica de España. Servicios donde la regulación estatal y la intervención del Estado son más que necesarios, y que una pura gestión de estos basada únicamente en el beneficio empresarial y no en el beneficio social, hacen que el pegamento social que conforma nuestro país se resquebraje.

Y estas grietas que siempre afloran en los sectores más débiles de nuestra sociedad, fisuras que con el tiempo terminan contagiando a otros, que tal vez por nuestra edad, nuestra formación o simplemente por vivir en una gran ciudad o capital, nos creemos inmunes. Recordemos las célebres palabras del clérigo alemán Martin Niemoller (si esas que todo el mundo atribuye a Brecht); “cuando los nazis vinieron a por los comunistas guarde silencio, etc”.

Todos llegaremos a mayores y aunque luzcamos títulos y orlas en nuestros despachos sabremos que es la llamada “brecha digital”, todos hemos pasado por la incertidumbre de quedarnos sin dinero metálico o con el depósito de gasoil algo bajo (otro sector que también tiene su miga) en un pueblo de la mil veces nombrada y millones de veces olvidada “España vaciada” y quedarnos perplejos después de preguntar dónde está la sucursal bancaria o gasolinera más cercana. Y todos escucharemos alguna vez en la vida eso de “de papá siempre estas con tus cosas, yo no tengo tiempo para ellas”, porque además cada día estamos más solos, con menos hijos y con familias menguantes.

Es por ello, porque ante esta situación donde la sociedad tiende al aislamiento, ante unos servicios públicos disminuidos y siempre cuestionados, y a una estructura social donde la familia como ya he mencionado es cada día más pequeña y más dispersa por la gran movilidad geográfica y donde su papel sino se puede decir que es despreciado, por lo menos se puede afirmar que es minusvalorado.

Es imprescindible la presencia en la calle, en nuestros pueblos y barrios, de sucursales bancarias, de tiendas de telefonía, de oficinas de atención al público de servicios de suministros como luz, gas, agua etc. Debería estar marcado por Ley, y si no es asumido por entidades privadas, tendría que volver a ser el Estado él que asumiera esta función, todos hemos pasado momentos de angustia, de rabia y de ira, al hablar con un tele operador, de cólera ante los largos minutos de espera escuchando a Vivaldi, mientras esperamos ser atendidos y todos hemos echado de menos los viejos tiempos dónde para bancos, eléctricas y telefónicas éramos seres humanos a los que recibir con una sonrisa.

Pedro Llorente/ Asesor PSOE Alcaldía San Sebastián de los Reyes